"Era tan fácil". Paris Joel

domingo, 24 de febrero de 2019

Hoy





















Hoy. -

A la memoria de Esther Pita, Alcaldesa de las buenas personas.



Hoy, la hoja de nicotiana no encuentra esa mano de santa
cuya caricia universal se añora desde Cuba hasta Liáns.
Hoy, los hijos que no tuviste crecen como margaritas
rompiendo a versos los adoquines de wall street.
Hoy, el Sol, herido de muerte, cae como un Goliat abatido
dejando un reguero rojo que incendia el mar del Castillo,
ese que te acompañó desde siempre
en tus ojos de niña y que tanto quisiste.
Hoy, no eres cenicienta, pero si pardela libre,
Corazón inmenso, madrina de los humildes.
Hoy, el mundo es un poco peor y más perverso
pero lo hacemos mejor echándote de menos
con tus pétalos llorones y abrazo sincero,
porque hasta aquellos fariseos que no te querían,
negándote el pan y la sal en su momento,
hoy, te rinden pleitesía.
Buen viaje, Esther,
compañera alcaldesa,
entrañable amiga.



Paris Joel

domingo, 17 de febrero de 2019

Ojos del setenta y seis





















Ojos del setenta y seis. -

Anoche tuve de nuevo mis ojos del setenta y seis,
el asombro en la mirada y la ilusión inmaculada.
Percibí fragancias que ahora me parecerían exquisitas,
y sólo eran aire de los prados y los bosques de antaño.


Todo era ropa tendida, olor a jabón Lagarto,
y un maldito rollo con un elefante en el lavabo,
que antes era odioso, y ahora bien simpático. 


En esa onírica neblina no pude ver tu pelo trigueño,
ni siquiera ese sutil acercamiento
que decía cosas sin yo saberlo,
no tenía ojos para aquello,
aún no era tiempo.


Si se puede inhalar el aire de los sueños
yo exhalé suspiros y recuerdos.


Al despertar una sonrisa se extendió hasta los pies,
me recorrió un calor de infancia, un arrobo atemporal.
al saber que aún con presbicia y anteojos, aún en la noche,
si quiero, puedo calzar esos ojos del setenta y seis.


Y eso ayuda...


Paris Joel

domingo, 10 de febrero de 2019

Atardecer lejano






















Atardecer lejano. -

Es más bello el atardecer lejano que el nuestro propio.
Allá lucen los caobas, naranjas y añiles,
aquí no hay brillos ni resplandores.
Aquí sólo se juntan las miradas embobadas,
los alientos de esparto,
las imágenes diáfanas, ordinarias. 


Allá el ocaso es escenario de ensoñaciones,
de horizontes en cinemascope,
de versos como rayos,
de  poemas como bodegones.
Aquí las miradas se pierden en manecillas de relojes,
alambres que te mandan para casa
porque mañana hay que trabajar
y es preciso levantarse temprano.


Si es que la belleza es como el arco iris,
de lejos, pavo real de cola extendida,
de cerca, ilusión de optometría.


Un anhelo sin fin,
una búsqueda infinita.



Paris Joel


domingo, 3 de febrero de 2019

En la copa de un árbol





















En la copa de un árbol. -

Vivo encima de esa acupuntura terrestre
que sostiene nidos con o sin pájaros.
Echo de menos los bosques y del búho su canto,
esa llamada a la luna y el paso del perro cansado.


A veces junto todas mis ensoñaciones
de vuelta a caminos de antaño,
por las mañanas voy con tanta prisa
que no las recojo todas,
algunas se quedan holgazaneando.
Sé que hacen lo que quieren
y me da envidia que se queden en casa
mientras yo trabajo. 


De noche, de regreso, me llevan de nuevo
a los senderos arbolados,
a las casas donde fui niño
y volaba con sólo mover los brazos.
Por eso ya no recojo miradas
ni de los sueños quiero acordarme tanto.


Ahora sólo vivo en la copa
de un árbol talado. 



Paris Joel