Siempre son necesarias y muy gratificantes, dejar la rutina, apearte del vaivén cotidiano, desembarcar en nuevas sensaciones...
Así fue este fin de semana en Los Calderones de Piedrasecha(León), un pueblo con encanto, mágico, sencillo. Allí pudimos disfrutar de la paz más absoluta, de la esencia de la naturaleza y de los placeres de la nieve, todo ello regado de la mejor compañía deseable.
Un oasis dentro de la locura de la llamada vida moderna.
Lo recomiendo.
3 comentarios:
Muy bonito, Paris...y sobre todo tranquilo y pausado. Otra forma de vivir, en armonía con la naturaleza que siempre nos enseña algo. Yo necesito pisar el campo con frecuencia, para sincronizarme con la vida que fluye en todos los seres.
Del pajarillo al caracol.
Ahi coñoooooo!! tirandoles bolas de nueve al personal!
Sauditos!
Ahí, ahí estamos maestro!Que una desconexión de los quehaceres diarios también oxigena y viene bien!!!Y el sitio es precioso!
Un abrazote.
Publicar un comentario