Que concepto tan efímero y volatil, subjetivo tal vez. Lo que sí es cierto es que cuanto menos necesitas más feliz eres.
Yo me lo planteo así y, si cae algo, me llevo una grata sorpresa y lo celebro a lo grande. No necesito mucho para ser feliz, una caricia, un abrazo, una sonrisa y mis motores vitales se ponen a mil por hora.
La ansiedad, la prisa, la impaciencia producen infelicidad, no son buenas compañeras. Pero claro, estas cosas se tienen que aprender en la propia piel, no hay otro camino.
En fin, todo este rollo viene a cuento porque hace poco un amigo me decía que me encontraba muy feliz y es verdad porque no le pido mucho a la vida y cada vez más procuro disfrutar de las cosas pequeñas que a la vez son muy grandes. Nada que me hago mayor.
2 comentarios:
Me alegro un montón de que hayas superado la ansiedad y de que te encuentres a gusto en este momento de tu vida.
Claro que te haces mayor...y como dice el viejo de "El placer de Isolino" en la viñeta de Xaquín Marín de La Voz de hoy: "los viejos bajan la cuesta que los jóvenes todavía tienen que subir"
Una escala menor ascendente.
Una gran frase también cuando hablamos de felicidad,es esta:
"No es más feliz el que más tiene si no el que menos necesita"
Un abrazo maestro.
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