Se llamaba Margarita y a los 15 la perseguía con la mirada y el corazón encogido. Veía la primavera en su pelo y el atardecer en su mirada. Sólo sabía de ella que compartía vespino con su hermana y que siempre ponía la misma canción en la máquina de discos: Clara, de un tal Joan Baptista Humet.
Escuché esa canción hasta la saciedad porque en ese segundo intemporal era nuestra canción, silbaba sus abrazos y tarareaba sus besos hasta que mi madre me hacía aterrizar con un estrepitoso: - A Comer!
No tenía dinero aún para comprarme el disco pero me lo grabé en un cassette descubriendo a uno de los grandes Joan Baptista Humet que ayer fallecía de un cáncer de estómago. Con él se van parte de mis recuerdos más preciados pero, como diría Aute, "queda la música".
Hasta siempre Joan.
P.D. En aquel tiempo también sonaba por todas partes "Just like starting over" de un tal John Lennon, un disparo de nieve también se lo llevó. Hay lunes que son tristes de narices.
3 comentarios:
La musica permanece y no te digo esos retazos de nostalgia encubierta que dejas cuando escribes.
Cuando quieras cantamos algo y nos sacudimos las nostalgias!
Besos
Buenísimo, Joan Bautista, "Clara", y por supuesto "Que no soy yo", bastan para recordarle siempre.
Nos deja su música.
Gracias, Joan.
Al menos su música nos acompañará para siempre.
Un abrazo Paris!!!!
Publicar un comentario