Fin de semana memorable.
El viernes concierto de César en el Moby y, vaya concierto. El mochuelo estuvo que se salió, las dedicatorias en su punto y los amigos como una piña. Me gustan las personas que no reniegan, que son lo que son y que van haciendo camino con humildad, trabajo y paso firme. Así llegarán muchas cosas, estoy seguro.
El sábado fiesta en casa de mis amigos Salva y Víctor, pernocta incluida. Como si estuvieramos de vacaciones. Agradabilísimo y curioso, porque antiguamente cuando iba a un macro sarao de este tipo pues normalmente nadie se percataba de mi figura como cantautor, pero he ahí que esta vez algo cambió, me preguntaron por lo mío, cómo es que no había llevado la guitarra y, sorprendentemente, fueron hasta la casa de una vecina a por una. Después del detalle, claro está, tocó conciertillo, como no. Y digo que es curioso porque parece que ahora, después de tantos años de invisibilidad, parece que me voy materializando para muchas personas a las que antes pasaba desapercibido.
En fin, que últimamente no se como me las apaño pero al final, de una manera u otra, acabo actuando allá donde voy.
Y este viernes nos vamos As Pontes de García Rodríguez.
Que siga el Sol y que no pare la música.
3 comentarios:
Da gusto verte contento...que siga el Sol y que no pare la música.
Un allegro.
que siga el sol!!!
Claro que si!
Que siga el sol, el la ,el si,el do, el re,el mi y el fa!!!:-)
Que no pare la música!!!
Un abrazote.
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