Cuanto me gustaría ser creyente y futbolero, saber a donde vamos en el último paso de nuestra vida y tener el poder de parar la realidad cada Domingo en un Stadium.
Por desgracia mis razonamientos empíricos no me dejan caer en semejantes bendiciones y creo que tanto el ser supremo como el fútbol le deben mucho a este país. En el caso que me ocupa, el del fútbol, de todos es sabido que siempre éramos los ganadores sin bajarnos del autobús, que podía haber la mayor de las crisis ecónomicas que estas nunca afectaron a nuestro deporte rey, que podemos embargar los hogares de miles de familias pero no los equipos de fútbol y que el mundo siempre estaba conjurado en nuestra contra para que no ganáramos el mundial, mientras el gol de Zarra se desvanecía en nuestra memoria.
Pero he ahí que aconteció el milagro. Invertimos miles de millones en infraestructuras deportivas, en escuelas de fútbol, en subvenciones a equipos, fichamos lo mejor del mundo a fondo perdido...y...Por Fin...Ganamos. Ya lo creo, primero la Eurocopa y después la autoestima. Ahora puede que el mundial. ¿Por qué no? Por fin estamos en La Liga de los Dioses, de los grandes, que, si os fijais, o estaban en el llamado primer mundo o en el tercer mundo. ¿A cual perteneceremos nosotros?
No importa, festejémoslo, que ya iba siendo hora.
Mañana, Dios dirá.
1 comentarios:
Por supuesto ...mañana dios dirá ; ) Abrazos!
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