Los cantautores somos invisibles en España, no aparecemos en las revistas ni en las grandes cadenas de televisión(ni falta que hace). Una cualidad ésta de la invisibilidad que siempre es preferible a estar desaparecido o que te hagan desaparecer, lo cual es dramático.
Me acuerdo de una buena amiga que siempre me decía que le gustaban las grandes ciudades porque te permitían desaparecer cuando quisieras o, a lo menos, hacerte invisible; nunca entendí su gusto hasta que pasaron los años en los cuales te topas con personajes que te provocan esos deseos de evaporarte en la nada. En este fin de semana desee por vez primera ser invisible, tan invisible como mi oficio de cantautor me dejara y poder materializarme en algún lugar más justo, bello y solidario, ya que me relataron varias mezquindades que alguna "persona" hizo la semana pasada con el único objeto de querer enemistar a vecinos con vecinos, hacer el mal por el mal, una persona que representa un segmento podrido de una sociedad trasnochada pero por desgracia aún activa. Afortunadamente siempre hay buena gente en la vida que con su belleza iluminan el día más triste y gris, gracias a ellos uno recupera el aliento, la sonrisa y la creencia de que a veces, ser invisible no es tan malo.
El resto del fin de semana también fue duro, el sábado trabajo y más trabajo y, como regalito de fin de curso, una contractura en el cuello que aún me dura.
Lo dicho, no me adores ni me hagas desaparecer, déjame ser invisible.
Un abrazo.
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