"Era tan fácil". Paris Joel

miércoles, 22 de julio de 2009

Virtuosos



A lo largo de mis 25 años en esto de la música he conocido muchos intrumentistas que eran auténticos virtuosos en su instrumento. Por desgracia, en muchos casos, su virtuosismo era sólo comparable a sus enormes egos y con los años los he visto más consumidos que una falla valenciana rociada con gasolina. Por eso hoy os voy a contar una anécdota autobiográfica porque seguro que de ella vais a sacar alguna conclusión positiva.

Tenía yo 18 años y como vivía en una aldeita llamada Castelo, mi madre comprendió que era vital para mi que sacara el carnet de conducir asi que me puse manos a la obra.

Apenas estudiaba porque pensaba que mi elevado ego de estudiante experimentado me iba a solucionar el problema sin esfuerzo ni dedicación. Craso error. Me vino bien suspender el teórico, eso hizo que bajara a tierra y me pusiera las pilas, me preparé a fondo y llegó el momento de la verdad, del examen del teórico, palos, y ciudad(antes era así la cosa). En el día de autos coincidí con un vecino mío que tenía una conocida cetárea en Sada, él ya conducía sin carnet la furgoneta de la empresa desde hacía varios años y en el propio día del examen se fue directo a comprar la L, que era el símbolo de los novatos con flamante carnet. Confieso que a mi me temblaban las piernas cada vez que pisaba el freno, oía la voz del examinador como en un eco celestial, hice todo bien hasta que se me caló el coche que era de gasoil(ya hay que ser cenutrio). Me dije:-nada, la he cagado-. Pero el examinador me dijo que me tranquilizara y arrancara de nuevo, al poco me ordenó que me detuviera y ya preparado para recibir la esperada sentencia me dijo: Aprobado.

Buffffff, no me lo podía creer, me puse en el asiento trasero y le dejé el sitio a mi experimentado vecino que conducía cual Fernando Alonso en el Jarama. El tipo fue a toda leche dando frenazos en los pasos de cebra y haciendo que al examinador le cambiara el color de su cara. Al poco le ordenó que aparcara. Mi amigo, Jorge, que así se llama, pensó que ya tenía el carnet en la mano pero el examinador le soltó una frase lapidaria: -El que seas un buen volantista no significa que seas un buen conductor. Estás suspenso.-

¿Os podeis imaginar la cara de cabreo y decepción de mi amigo que tuvo que volver a casa con su L recien comprada pero sin carnet?

Aún, hoy en día me acuerdo de esa frase y creo que vale para muchas situaciones de la vida.

Ojalá alguien aprenda algo con esto.

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