Nunca fui persona de apegos ni intereses y los años me han enseñado que el desapego es proporcional a tu nivel de libertad.
Empecé esta semana quedándome sin coche, así como suena, yendo al trabajo comenzó a acelerarse y llegué a mi taller habitual de milagro. Me va a costar más el arreglo que el coche por lo tanto creo que irá directo al desguace. Lo que en principio aparentaba ser un cúmulo de molestias se tornó en una gradual liberación, adiós atascos, adiós búsquedas interminables para aparcar, adiós gastos contínuos, etc, etc, etc. Ya se que estoy un poco loco y que con mujer y dos hijos un coche ayuda mucho, pero no os podeis ni imaginar lo que me gusta marcharme por la puerta sólo con lo puesto. Qué ligereza! Qué libertad!
Lo dicho.
Cómo una cabra!
3 comentarios:
Jajajaja...Paris, un poco loco o como una cabra pero mas feliz.
Siempre positivo.
Un abrazo.
Bueno... es otra perspectiva! me gusta el enfoque...
Saludos!
Jejeje ante todo que no decaiga el optimismo!!!
Y como diría el refrán al mal coche,buena cara :-)
Abrazos.
Publicar un comentario