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Calle La Laguna, Sada, A Coruña, Spain. |
Puede sonar raro o causar extrañeza pero odio el agua, estoy
harto de la lluvia y sobre todo de las inundaciones, me causan desasosiego,
ansiedad, angustia…Será porque alguna he vivido y he ayudado a superar.
Fue en Sada, años 80, años muy alegres, tanto que se comenzó
a construir sin ton ni son, sin Plan General. Se canalizó el río Mayor y se dio
el visto bueno a múltiples construcciones sobre unas infraestructuras
centenarias. Todo valía, todo era ganancia, una riqueza, Hotel 5 estrellas,
restaurante el Náutico de lujo, etc, etc, etc, pero en la
Calle La Laguna había siempre unas pocas
familias que dos o tres veces al año padecían las inundaciones, la de mi mujer
era una de ellas, nunca nadie les alertó ni avisó del peligro, el agua llegaba
y arrasaba sin más, nadaban en agua y se pagaban ellos mismos las bombas de
achique. Recuerdo especialmente una Noche Vieja que tuvimos que pasar el fin de
año en el Campamento de Gandarío pero, no se engañen, nadie nos realojó, fuimos
allí gracias a un familiar y nos llevamos nuestra propia comida para cenar, no
hubo Ayuntamiento ni institución alguna que se pasara a preguntar si
necesitábamos algo, total se trataba de vecinos humildes y trabajadores que
nunca levantaban la voz, por lo tanto cada uno siguió con lo suyo tan
contentos, los pobres con su pobreza, los ricos con su riqueza y el Facebook
por venir, pero el problema seguía ahí, latente, año tras año sin que nadie le
pusiera solución y se siguió construyendo, más y más, se rellenaron lagunas y
se cimentó el Polígono de Bergondo, todo muy alegremente, si el agua subía unos
centímetros se achicaba puntualmente y ya está.
Pero el otro día llovió y llovió, mucho, muchísimo y, no se
engañen, el agua no necesita Plan General para saber lo que es suyo, lo reclama
caiga quien caiga y el otro día hubo muchas cosas que cayeron. Aún así Facebook
y los nuevos tiempos marcan las diferencias, el otro día sí hubo un
Ayuntamiento que realojó y dio manutención a los vecinos afectados y el
Director General de emergencias avaló la actuación municipal, que sí, se puede
criticar, sí, pudo ser más ágil pero servidor jamás, y repito, jamás, vio a un
alcalde todo el día al pie del cañón o a su secretario con el agua hasta sus
genitales ayudando a los vecinos como el otro día los vi. En Sada nunca las
autoridades se preocuparon tanto de sus vecinos y créanme porque llevó toda la
vida viviendo en el pueblo.
Aún así entiendo la rabia, la impotencia, la angustia o la
tristeza, la entiendo porque también la viví de cerca pero, ante los mismos
hechos, reconozco las diferencias entre
aquellos alegres años y los de nuestra actualidad y, aún así todo, deberíamos
aprender y reflexionar. ¿Se han fijado qué mal han acabado todos los
estandartes de la burbuja inmobiliaria de Sada como el Hotel o la cafetería
Nautico?
Parece claro que, a partir de ahora, habrá que optar por
otra política y por otra forma de hacer las cosas, creo que nos va la vida en
ello.
Mi más sincero pesar para todas las personas afectadas,
mucho ánimo.
Un fraternal abrazo.