"Era tan fácil". Paris Joel

domingo, 28 de octubre de 2018

Poemas malos





















Poemas malos. -

El día es tan frío
que solo escribo poemas malos,
terribles, sencillos.


Miro a todos lados buscando inspiración
y todas las aves se posan en ti.
El reloj se torna en odiosa máquina absurda
y mi desorden parece no tener fin.


Donde está ese incendio de campanas,
el temblor de la caída del Sol,
que deja chispas en el cielo azul oscuro,
agujeros de plata adamantinos.


Por más que miro,
el día es tan frío,
que solo escribo poemas malos,
terribles,
sencillos.



Paris Joel

domingo, 21 de octubre de 2018

Vallas





















Vallas. -

Una valla al vuelo mariposa,
al torrente glaciar y enfurecido.


Una valla a la pradera universal,
al verde clorofila y definido.


Una valla a la caricia amante,
al beso de una madre a su hijo.


Una valla al hambre homicida,
al canto del hombre solidario.


Una valla a todas las fronteras,
a esto es mío, mío y solo mío.


Vaya, vaya, vaya,
el pensarlo resulta hilarante,
mezquino, absurdo, primate,
y solo se cura con tu risa
que con el pensamiento
me lleva a tu encuentro.
Ponle una valla a este viaje.



Paris Joel

domingo, 14 de octubre de 2018

Estrellas





















Estrellas. -

Somos estrellas apagadas por orear.
La mayor parte del tiempo grises
sin sábado ni domingo,
siempre a la espera del oxígeno.


Para unos, el acto sexual,
para otros, un hálito picassiano
y para unos pocos, un escenario,
brillo y fulgor en un paréntesis de vida. 


Después, un portazo como un otoño,
unos galones que caen hasta el suelo
degradándonos en vulgares
cuando bajamos la mirada.


Pero siempre, siempre, seremos estrellas,
ascuas a la espera de un viento súbito,
que nos haga brillar, incandescentes,
aunque sólo sea por un instante.


Y sé que lo sabes:
Siempre fuimos estrellas. 



Paris Joel

domingo, 7 de octubre de 2018

En las mañanas





















En las mañanas. -

En las mañanas sueño con beber el agua de tus ojos,
la sed que se calma con tu marea alta,
la selva que me acaricia el costado
estremeciendo mis hábitos libidinosos
pero tenues aún.
En las mañanas conviven la hiedra y el pájaro,
el trino y el caballo alado,
la sombra y el Sol de los aliados,
la manteca y el cuchillo derretido,
sosegado.
En las mañanas el cadáver de la noche es incinerado,
no hay cenizas ni Fénix, sólo aliento
y una flauta de pan por el tejado,
silbo del alba última
que cae rodando.
En las mañanas no hay cabeza solo manos
que beben, tocan, observan
tu partida y mi corazón que late
en precario. 


En tus mañanas podría ser
por siempre, Odiseo
tan solo un inmigrante
retornado.



Paris Joel