Es duro decirlo, pero es así: en España se odia la música y
se desprecia, profundamente, a los músicos. Las comparaciones con otras
profesiones, incluso las más odiosas, no se sostienen y la baja estima social
se retrotrae al medievo perdurando en nuestros días.
Una inquina secular que se pierde en la noche de los tiempos
equiparando a los músicos con los mendigos, bufones, y gentes de mal vivir.
En estos días saltó la noticia de que existe una nota
interna que circula por el Metro de Madrid en la cual se recomienda a los
revisores a que persigan a los músicos, gays y mendigos, todos en un saco, para
los de “arriba”, lo peor de lo peor.
Así nos ven, compañeros, como maleantes, presuntos
delincuentes o algo peor, de ahí que en nuestro País la pornografía cotice
sólo un 4 por cien de IVA, mientras que la música un 21, o que la Casa de Alterne más lujosa de
la Provincia
de A Coruña llevara 16 años funcionando con licencia de carpintería mientras
que al músico se le pide hasta un examen para tocar en la calle.
La profesión del músico en España es la más normativizada,
regulada, vigilada y perseguida que se conozca. Al músico se le exige de todo,
ser autónomo, sus altas en la Seguridad
Social , examen para tocar en la calle, que sea buen profesional,
que tenga un buen equipo, y, que, por supuesto, llene, él solito, los locales
en los que va a actuar, y, todo eso, cobrando poco, o sea, que salga al
contratante barato barato. Como muestra un botón: en Galicia un excelente
bajista de jazz, no académico, si gana 50 euros a la semana se puede dar con un
canto en los dientes, o sea, unos 200 eros al mes, si solo ser autónomo le sale
en casi 400 euros, echen cuentas y ya no le den de comer al músico, a lo mejor
se acostumbra. Es más, para el músico medio, ya no existen los cachés, él mismo
alquila la sala donde va a tocar, paga por tocar, y, en el mejor de los casos,
va a entrada. Un negoción!
Escenarios que se dan en otros países, en España serían
impensables. Músicos condecorados sir en Inglaterra, la música como industria
estratégica en Cuba o USA, el concierto de Año Nuevo en Viena, etc, etc, etc.
Solo de ver cosas así dan envidia.
Es una desgracia pero los galardones de más prestigio que
tienen nuestros músicos son otorgados por países extranjeros. Mientras, en
nuestra Piel de Toro, si le preguntamos a alguien a que se dedica y éste tiene
el arrojo de decir que es músico, le respondemos que eso está muy bien pero que
lo queremos saber es como se gana la vida, no concebimos la música como un oficio
o profesión. Así somos. ¡Qué pena!
0 comentarios:
Publicar un comentario