Lento perjurio. - Navajazo de nube, sangre lágrima, gotas de baño, muda escarcha. En la calle nuestra piel, fría balada, sin ecos de ti, pálida, blanca. Lejano árbol feliz, el verde dame, rama de pájaro, aliento suave. Y así, poco a poco, río mercurio, hora infame, lento perjurio.
Nunca me fallaste. - Ahora sueñan mis manos y el deseo roza montañas, picos nevados. Ahora la piel es horizonte y tu curva solo estadística. Ahora, que estoy solo y paso lista, sé que jamás me fallaste porque no supe comprender la vida, algo tan simple como una flor, una hoja, un pequeño ser que respira y que solo quiere lo que todos: aire. Ahora sé que esa porción intangible no se puede medir, ni contar, solo accionar, inhalar, exhalar, apreciar el momento, el instante que contigo es eterno, insuperable. No, nunca me fallaste, ahora lo sé, ahora, quizás ya fue, quizás ya tarde.
Poética. - Poética eres en el valle de la distancia, pero tu amor no aguanta un primer plano, un cuerpo a cuerpo, una lucha en el barro. Tu sonrisa de acero inoxidable no arrebata ahora, de frente, cuando te pienso en primera persona como si viviera aquel presente. No, no estuvo bien aquello, ese arrullo felino, aquel zarpazo que dejó estrías en mis campos de amapolas y cauces de otros ríos en mis manos. Cuánta sangre perdida en aquella blanca aurora de objetos inertes en donde aún habitabas, y aún, sobreviviendo a la anemia, cuando te imagino en la lejanía, sigues pareciéndome poética. No tengo remedio. Paris Joel
Vivimos en cárceles. - Puede que un día la puerta de la celda quede abierta y el viento me arrastre tembloroso a la salida. Puede que el Sol sea canción de bienvenida y los primeros pasos tan solo una sonrisa. En ese momento seré cópula, exaltación, simplemente... Vida. Paris Joel