La VIII edición del Sadautor ovacionando a Genma, la mamá de Miguel. |
Ahora que pasó la tormenta y los restos del naufragio son sólo recortes de recuerdos quiero detenerme un instante para escribirte estas líneas.
Ya sabes que este sábado teníamos un concierto solidario para conseguir la dignidad y calidad de vida necesaria para un niño con una terrible enfermedad degenerativa. Él se llama Miguel y para nosotros es el niño de la sonrisa permanente.
¡Ay Rodolfo, qué bonito! ¡Y qué nervios!
La bondad se palpaba en el ambiente.
Te contaré que el día anterior, después de una campaña intensa de preparativos y promoción, me fui al concierto de unos amigos y varias señales me asaltaron en plena calle, vecinos que preguntaban la hora del concierto, señoras que te deseaban suerte o un compañero bohemio como tu o yo que, dedicado a la música local, y no pudiendo asistir, quiso ser el primero en aportar dinero: -toma Paris, para el niño.-
El día fue soleado y los augurios presagiaban lo mejor, así fue, lleno total, aforo completo.
¿Qué decir de los músicos? Que si viviéramos en la Gran Bretaña los hubieran hecho sir a todos, además de bordarlo en el escenario, lo rubricaron en persona, se pagaron su entrada y tuvieron las mejores dedicatorias a la mamá del pequeño.
Se que ella lloró en varias ocasiones, hubo amigos de Miguel, que aún malitos, quisieron ir al concierto, una niña sin querer entrar, pagó dos entradas por mandato de su madre, porque toda madre sabe de solidaridad y varias familias vinieron en santa procesión, benditos sean.
¡Cuánto me hubiera gustado que estuvieras aquí! Pero no te eché de menos porque te imaginaba recitando o escribiendo el mejor de los poemas. Tu que hablas de amores imposibles en el ocaso de los atardeceres rojos, aquí encontrarías inspiración, porque hasta el destino más marcado y seguro puede estar lleno de esperanza, no hay nada más hermoso que decidir segundo a segundo el color de tu tiempo.
Tenía que contártelo Rodolfo, porque este éxito también es tuyo y de tu semilla cantora, vosotros nos habéis dado el empuje necesario en la hora exacta de la lucha, nunca un oficio de viento regaló tan buena racha.
¡Qué noche Rodolfo! Al principio de todo, antes de empezar, les dije a todos que gracias a acciones como esta hemos dado el primer paso para crear un mundo mejor y lo sigo creyendo.
Por un momento el reloj se paró en el estómago del cocodrilo…
Tenía que contártelo, amigo.
Un fortísimo abrazo.
1 comentarios:
Que generosidad la tuya, querido Paris. Vosotros sois los que habéis hecho todo
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