Llevo años repasando agendas de eventos musicales para mis intervenciones radiofónicas y desde hace un par de años observo la proliferación de grupos y cantantes que se dedican a hacer versiones como herederos directos del género español musical de pueblo por excelencia: la verbena.
Y eso no es malo. No es malo como moda, divertimento o incursión musical festiva, lo malo viene cuando esto se convierte en una constante en las programaciones de las salas, en los gustos de la gente, porque al final ese paladar auditivo que deberíamos enriquecer se degrada cayendo en lo banal, en la chabacanería, en el todo a cien.
La fórmula de las bandas tributo y de las versiones funciona eso es un hecho, también funcionan los programas del corazón en la tele pero no por ello renuncio a la buena televisión. No renuncies a la calidad, a la buena música, amplía tus horizontes.
Aunque en fin, el panorama en Coruña esta mal, muy mal, son muy poquitos los que apuestan por la gente que tiene cosas novedosas que cantar o tocar y los que práctican la fórmula verbenera tampoco quieren renunciar a la soldada asegurada y al aplauso fácil. Malos tiempos sin duda, para la lírica y para el talento.
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