Atardecer lejano. -
Es más bello el atardecer lejano que el nuestro propio.
Allá lucen los caobas, naranjas y añiles,
aquí no hay brillos ni resplandores.
Aquí sólo se juntan las miradas embobadas,
los alientos de esparto,
las imágenes diáfanas, ordinarias.
Allá el ocaso es escenario de ensoñaciones,
de horizontes en cinemascope,
de versos como rayos,
de poemas como bodegones.
Aquí las miradas se pierden en manecillas de relojes,
alambres que te mandan para casa
porque mañana hay que trabajar
y es preciso levantarse temprano.
Si es que la belleza es como el arco iris,
de lejos, pavo real de cola extendida,
de cerca, ilusión de optometría.
Un anhelo sin fin,
una búsqueda infinita.
Paris Joel
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