Era visto. Tenía que llover. Tal como dijo en su momento Pablo Guerrero: A Cántaros.
¡Y la qué está cayendo!
Pero hoy basta de cosas profundas, se viene encima el fin de semana y la única certeza que tenemos es el presente, el ahora, este momento.
Un largo fin de semana, con lluvia, pero nuestro.
Mi hija ya se preocupa de como será su entrada en el Instituto, mi hijo, en plena vorágine consumista, de lo que va a pedir para Reyes, mi mujer de cómo llegar a fin de mes y, servidor, de vivir segundo a segundo, minuto a minuto que no es poco.
Mientras tanto cae la lluvia, ametralla el pavimento y da manguerazos al campo semiseco. Miro por la ventana de mis ojos y presiento que soy el mismo, un poco más rodado pero el mismo.
El cielo se desangra e invita a quedarse en casa, a compartir el calor del hogar o un buen disco de Serrat.
Buen finde!
0 comentarios:
Publicar un comentario