Si es que un amigo ya me lo decía hace tiempo: el directo es el directo. Y tenía razón.
En estos tiempos de unos y ceros, bits, wifi e internet percibo, cada vez más, una implacable soledad.
Debe ser que, como tenemos tecnología para ello, vamos directamente al grano, no gastamos ni un minuto en charlar amigablemente con el vecino, hablar del tiempo o del sempiterno fútbol, no, no, que va, un simple buenos días y directos a nuestra siguiente cita de agenda. Cuando nos topamos con alguien en el ascensor no sabemos de que hablar y los segundos se hacen eternos, ya ni siquiera nos sabemos relacionar cuando vamos solos a una taberna, y sin embargo somos unos fieras del twiter, del facebook, del myspace, etc, etc, etc. Estamos en la comodidad de nuestro hogar esperando a que una persona se conecte para decirle todo aquello que en persona jamás le diríamos o simplemente para ver un montón de frases cortas y empobrecidas de unos supuestos amigos que ni siquiera conoces.
Personalmente creo que hemos avanzado muchísimo en técnica y en comodidad, y hemos perdido en valores y humanidad.
Y jamás cambiaría por nada una buena tertulia de taberna por un chat anónimo e impersonal.
martes, 17 de enero de 2012
Más conectados, más solos
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