Cuando retomé la senda de cantautar no como un camino al éxito profesional si no como una necesidad vital, jamás llegué a pensar que me ocurrirían cosas tan bonitas como las que he vivido en estos últimos 5 años.
El que una amiga de un pueblo de Pontevedra se hiciera la tira de Km, se montara en 4 buses y se pasara la noche en mi pequeño pueblo para vernos fue increible, que mi amigo Fran Espinosa se echara a la espalda los bártulos desde Madrid para venir a tocar conmigo fue maravilloso, y ayer mismo que nuestro compañero Isidro Palazón se viniera desde Albacete para pasar unos días con nosotros es ya indescriptible.
Y la de cosas tan bonitas que nos dijo a Cesar, Xurxo y a mi, inmerecidas pero mu bonitas.
Ayer fue un día muy especial, comimos todos juntos y pasamos toda la tarde haciendo ronda de guitarras, tocando y charlando de lo que nos gusta, de música, que caray.
De verdad que no tengo palabras para agradecer todos estos gestos que tienen un inmenso valor para unos simples cantautores que vivimos en el finisterrae peninsular, este que escribe desde luego no da crédito a todo esto que le está pasando y, aunque sólo fuera por estas cosas, ya vale la pena seguir en el camino.
Lo dicho, todo esto hace unos 20 años sería eso, impensable.
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