Siempre es un placer regresar al escenario que te vió crecer hace más de 25 años y más aún cuando tienes un público excelente, animado y con ganas de más.
El concierto del pasado viernes fue casi una maratón, más de 2 horas dándole a la cuerda ante un público entregado que no cesó de pedir bises. Tocamos de todo, incluso alguna que otra versión que hizo que la gente coreara e hiciera palmas.
El comentario general fue que el personal se lo pasó bien y este que escribe no les va a quitar la razón. Además se trataba de eso, de festejar todo un año de conciertos conservando nuestro espíritu libre e independiente. El 2010 se muere, que viva el 2011.
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